martes, 10 de marzo de 2009

Escarcha azul

Las tres hijas de mi abuela, todas señoras de su casa, creen que su mejor talento está en la cocina. Pero es en torno al fogón de su madre donde el sabotaje se revela como una vocación más sincera. Se esconden la sal, bajan o suben el fuego ajeno, usan las pasas para otra cosa... El clan sobrevive sólo porque el aquelarre se limita a Nochebuena.
Aquella tarde, sin embargo, la cocina estaba en armoniosa ebullición. Unas manos rojas betabel me arrinconaron en cuanto crucé el umbral.
—Le dieron una pela de aquellas a Juana —suelta mi mamá.
—¿Por qué?
—Por cusca… andaba con un casado —aporta Cristina, con los poros de la nariz excitados no por las especias con que barniza al lechón sino por la adrenalina del chisme.
—La mujer vino por ella. Le gritó desde el portillo y como aquélla no salía, ésta que se mete… —tercia Paula, espiando por la ventana la casa de junto.
—Y que la saca de las greñas, hasta el patio. Y de ahí al kiosko —recrea mi mamá acto y trayectoria con las manos.
—Pero, ¿por qué?
La abuela, suave matrona, apenas entra pero ya sabe lo que se cuece.
—Ah, ¿no te han dicho? Es que Juana…
—Sí, ya sé, pero, ¿por qué? —interrumpo, de pronto divertida.
—¿Cómo por qué? —dice mi mamá, irritada por tener que decidir si su cría es descarada o sólo tarada.
—¿Por qué a ella? ¿Por qué no a él?
—Ah, entonces hay que aplaudirle —dice la abuela, de pronto sarcástica.
—No, pero…
—Hay por ahí un rollo de escarcha azul. A ver dónde la cuelgas.
Es por eso, amigos, que esta noche en mi casa el árbol está desnudo. Y la mesa también. ¡Salud!

2 comentarios:

  1. Hola Luna:

    Retomo mis lecturas lunares. En mi contradicción de leer buscando lo que mi maestro de teoría litearia llamaba "literaturidad", tengo ganas de encontrar en mi recorrido inverso de tu bitácora algo que no esté en primer persona. Éste prometía por lo menos acercarse, al incorporar diálogos y no sólo la voz del narrador, y me gustó mucho por la incorporación de diálogos, que en las anteriores lunadas no había (esto de hacer literatura en largos diálogos me gusta mucho. P. ej. Luis Zapata). Manejas excelentemente esta construcción de las charlas coloquiales, fluyen naturales... pero al final se cae la narración. El aguijón feminista de la representante de las nuevas generaciones y que cuestiona que los rayos divinos sólo caigan sobre ella y no sobre él queda como un pequeño momento en la escena y creo que daba para que se extendiera más, para que además pudiera entenderse mejor. Y por lo mismo el final es como muy apresurado. Lo comento desde mi cómoda butaca de lector, sin saber si el ejercicio ameritaba ese tono abrupto del final o si con toda la intención así se hizo. Si esto último fue el caso, en caulquier caso la mentada "literaturidad" del texto creo que sale perdiendo.

    Besos

    Uli

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  2. Y leí y sonreí.

    Todo es un manotazo que separa monetáneamente las cortinas y las abandona a su necio estoicismo, pero el otro lado ha sido avizorado y es un placer verlo desde tu mirada.

    Tienes acá un lector de todos tus allás.

    Abrazo

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